La sede canónica de esta Hermandad,
desde tiempo inmemorial,
Capilla de la Santa Vera+Cruz
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"VISTA ORDENADOR"
Más de cinco siglos de existencia avalan y hacen que esta antigua Capilla-Hospital de la Vera+Cruz, que tuvo también la dicha de albergar hasta 1880 la Imagen de nuestro Santo Patrón el Glorioso Mártir Señor San Sebastián, sea para los Cruceros la Casa de Dios y Puerta del Cielo, sagrado lugar donde el corazón ferviente de generaciones y generaciones ininterrumpidamente han rendido culto a Dios Nuestro Señor y a Su Santísima Madre, la han cuidado y convertido en la digna morada y preciado joyero que contiene a sus más exquisitas Joyas: el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Madre y Señora de la Piedad.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ANTIGUO HOSPITAL Y CAPILLA DE LA SANTA VERA+CRUZ
Estudio documental de cómo el que fue en sus orígenes hospital de la Vera+Cruz pasó a denominarse del Glorioso Mártir Señor San Sebastián para retomar de nuevo su primitiva advocación.
Romualdo de Gelo Fraile
Esta Fervorosa, Ilustre, Seráfica y Antigua Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Madre y Señora de la Piedad es de origen franciscano y se trata sin duda de la más antigua de la Villa, datando al menos de principios del siglo XVI (alrededor de 1514), según todos los estudios realizados y documentos examinados, siendo la raíz primera de ésta el amor y veneración al Santo Lignum Crucis o Vera+Cruz propiciado por la Seráfica Orden de Nuestro Padre San Francisco, teniendo un marcado carácter letífico y asistencial hospitalaria. Hospital donde se llevaba a la práctica su amor a Cristo atendiendo a los más pobres, siguiendo así el ejemplo de San Francisco.
En este pequeño hospital desarrolló una intensa labor asistencial a favor no solo de sus hermanos sino también de todas aquellas personas enfermas y necesitadas de auxilio material y espiritual tanto de la localidad como de transeúntes que recibieron de ella la ayuda necesaria en forma de alimentos, vestidos, cobijos, y de botica o simplemente lo acompañaron a la hora de su muerte trasladando su cadáver al cementerio y rezando por su alma, como está plenamente documentado en el antiguo Libro de Cabildos y Cuentas que se conserva hasta nuestros días.
Mas, pronto, las gracias e indulgencias papales y las disposiciones conciliares que alentaban aún más la práctica de la disciplina pública, hizo que esta Hermandad se orientase hacia este carácter estrictamente penitencial propio y característico de las Cofradías de la Santa Vera+Cruz, lucrándose así de las múltiples gracias concedidas.
De entre la numerosísima y dispersa documentación obrante en el AGAS mandada realizar por el Provisor D. Íñigo Leciñana sobre más de 120 localidades del Arzobispado de Sevilla, entre ellas Albaida, a raíz de la reducción hospitalaria decretada por D. Rodrigo de Castro en 1584, se da la escueta noticia de la ya existencia en 1514 de un hospital que es “sostenido por la piedad de sus cofrades”, de ahí que se tome esta fecha como referencia.
Y no es en vano que ya por esa fecha existiese un hospital, asistido y regentado por cofrades, pues, traspasado el umbral del siglo XVI, una serie de bien conocidas catástrofes naturales provocaron un período de crisis cuyo punto culminante fue la epidemia de 1507. Su incidencia ha quedado constatada por A. Bernáldez, cronista de los Reyes Católicos. Otros factores epidémicos menores podrían ser las plagas de langosta de los años 1508-1509, así como los diversos terremotos que en estos años se dejaron sentir en la zona.
Sequías, arriadas, huracanes, hambres y pestes constituyeron la gran maldición de esta centuria. La ciudad lucha contra el agua, tras los desbordamientos iniciales del Guadalquivir en 1507, 1510, 1523, 1543-45, 1554, 1562, 1583, 1586 y 1590-96.
Contra el hambre, que corroe las entrañas ciudadanas, se lucha en 1503, 1505-10, 1520-22, 1560-62 y 1566-67.
La mortífera peste se ensaña, según documentos, cronistas y efemérides, en 1507-08, 1510, 1520, 1523-24, 1557, 1565, 1568, 1580-82 y 1598-1601, con diversas modalidades (modorra, catarro, moquillo, frenesí, hipo, temblores, tabardillo negro) por doquier.
Las plagas de langosta solían coincidir con las sequías y hambres. En 1508-10 la campiña sevillana se vio dañada por grandes plagas que destrozaron los cultivos. En 1547 el azote fue mayor que nunca. En 1582-83 se registró nuevamente la plaga.
Ante este estado, las informaciones que los distintos pueblos dan en la encuesta realizada en 1534 para el Censo General de 25 villas y lugares del distrito Aljarafe-Ribera, 11 afirman haber perdido población en los últimos 20 años, entre ellos Albaida.
No obstante, para este Censo, que viene dada en vecinos que pagan los impuestos (vecinos pecheros), Albaida dice tener 169 vecinos; Benacazón, 112; Espartinas, 71; Gines, 98; Olivares, 102; y Sanlúcar la Mayor, 628. Para tener una idea aproximada de la población total (vecinos, más sus familias, más estamento religioso y nobiliario que no pagan impuestos), debemos multiplicar la cantidad por un coeficiente de 5,3 o 5,4. Visto lo cual, hay que destacar la importancia poblacional de Albaida dentro de la comarca, contando aproximadamente con unos 900 habitantes. Por lo que, tras Sanlúcar la Mayor, Albaida era una de los de mayor población de la comarca.
El ritmo de crecimiento siguió en aumento pues, sacando la media de los padrones eclesiásticos existentes, se obtiene que hacia la década de los setenta, Albaida contaba con 185 vecinos y, por tanto, unos 1.000 habitantes.
Esta tendencia creciente de la población culminará con los datos aportados por el Censo de 1594, donde Albaida aparece con 205 vecinos (unos 1.107 habitantes), Olivares con 110, Heliche con 16, Salteras con 355 y Sanlúcar la Mayor con 802 vecinos.
Mas volviendo al Hospital, como cita don Antonio Herrera en la página 92 de su libro “Historia de la villa de Albaida del Aljarafe. Un primer acercamiento”, en el año de 1567, a través de un Censo mandado realizar por el Cabildo Catedralicio a los curas de Albaida Bartolomé Martín Bravo y Diego Medrano, continuamos teniendo noticias de la existencia de un hospital en nuestro pueblo.
Aunque la fuente no cita atribución ni detalles del mismo por no ser relevante para la finalidad con la que fue realizado el Censo al que se alude, se puede asegurar que este Hospital pertenecía a la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, ya que en él estableció doña María Melgarejo, noble hidalga contemporánea a la fecha citada y vecina de la Villa, una capellanía testamentaria dejando a dicha Hermandad posesiones de tierras y hacienda para que con los tributos percibidos de su administración se celebrase anualmente en la "Noche de navidad una misa cantada del gallo”. Esta noble hidalga presentó título ante el Deán y Cabildo Catedral Hispalense, a cuyo señorío pertenecía Albaida, como se lee en las Actas Capitulares de dicho año: “… y los vecinos que tenían la condición de hidalgos estaban exentos de su pago, como le fue reconocido en 1568 a María Melgarejo, vecina de la villa, por ser ‘hija de algo’ “
Esta manda testamentaria de doña María Melgarejo la constatan todos los Libros de Memorias de Misas, Capellanías y Hermandades del Archivo Parroquial de Albaida, citándola e incluyéndola explícitamente como obligación propia de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz en los siguientes términos:
Por otro lado, dentro de la ingente cantidad de tipos documentales que albergan los libros escritos por los notarios, los testamentos se convierten en un documento fundamental, ya que ofrecen, de forma indirecta, datos realmente clarificadores para alcanzar nuestra finalidad, pues en muchos casos dan un dato fundamental la existencia probada documentalmente de una cofradía en un año determinado al ser mencionada en ellos. Además, suelen aparecer datos en cuanto a localización de la cofradía, pertenencia del testador a la misma, enterramientos en capillas propiedad de la cofradía, donaciones, etc. que no dejan de tener valor documental e histórico. Es por esta razón por la que creo interesante la investigación de esta fuente documental dada la escasez o desaparición de documentación eclesiástica. Y en ello puse mi empeño investigador.
El hospedaje y la limosna, amén de dar sepultura, incluía también, como es lógico, la ayuda a hermanos y cofrades propios, abarcaba proporcionar cobijo, cama y ropa, repartir limosnas (por lo común durante las Pascuas), curar a los pobres si caían enfermos y enterrarlos si llegaban a morir, todo ello a costa del Hospital o, lo que es lo mismo, de la Hermandad al que pertenecía.
Mas como señalaba al principio, la práctica de la disciplina pública, hizo que esta Hermandad se orientase hacia este carácter estrictamente penitencial propio y característico de las Cofradías de la Santa Vera+Cruz, llegándose incluso en algunos documentos a ser nominada como “Cofradía de la Sangre”. Así lo recoge explícitamente este valiosísimo documento fechado “en la villa de Albaida en viernes veinte y nueve días del mes de agosto año del Señor de mil quinientos y ochenta y seis años” y que se halla en ACS Sección II.4, Mesa Capitular. Subsidios. c. 11212, expt. 3 (1586-1660).
Este documento, de novedosa y trascendental importancia para esta investigación, responde a la solicitud que el Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla formula para saber los nuevos valores de las Rentas Eclesiásticas de todo el Arzobispado de Sevilla y de la Vicaría de Lepe, para que se pague el subsidio correspondiente en virtud de una provisión que para el debido efecto dio “el Muy Ilustre y Reverendísimo señor D. Tomás de Salaçar, Tesorero y Canónigo de la Catedral, y por el cual se averiguarán todas las Rentas Eclesiásticas de los clérigos beneficiados; abades, priores, abadesas y prioras de los monasterios y órdenes, curas, capellanes, sacristanes y hospitales y cofradías, y las demás personas eclesiásticas y seglares que tienen que contribuir al subsidio eclesiástico”.
Pasemos pues a analizar algunos de los datos que nos ofrece este valioso e interesante documento.
En primer lugar vemos que se le denomina “Cofradía de la Sangre”, que no es otra que la nuestra de la Vera+Cruz, por las razones ya anteriormente expuestas y las que a continuación detallo con mayor precisión.
He aquí el documento y cuya transcripción literal es la siguiente:
Y le dan a una hospitalera porque aderece el hospital diez y ocho reales cada un año.
Y mas una misa cantada por doña María Melgarejo que dejó la dicha viña.
Y que no tiene otra cosa la dicha Cofradía so cargo de juramento que tiene hecho.
El escribano de nombre
Rúbricas: El bachiller Andrés de Gelves,
Ante mi Diego de Zúñiga, escribano público.
Observemos cómo es esta Cofradía la que tiene a su costa el cuidado y aderezo del Hospital, para lo cual tiene encomendada esta labor a “una hospitalera” y por cuyo trabajo la Cofradía le abona la cantidad de “dieciocho reales cada año”.
Importantísimo es el dato siguiente por el cual la identificación de esta “Cofradía de la Sangre” y “el hospital” con la de la Santa Vera+Cruz es irrefutable: “Y mas una misa cantada por doña María Melgarejo que dejó la dicha viña”, que como ya he expuesto anteriormente, esta manda testamentaria de la noble hidalga doña María Melgarejo es una de las obligaciones que desde al menos el último tercio del siglo XVI tiene la Hermandad y Cofradía de la Santa Vera+Cruz.
Pero abundando más en el documento, a continuación del mismo y para la misma finalidad recaudatoria, se recoge en él las posesiones y tributos de la “Cofradía de San Sebastián” no haciéndose alusión alguna a que ésta poseyese o colaborase en el mantenimiento de ningún hospital por esta fecha de 1586. He aquí el documento yla transcripción literal del texto:
El documento completo, de 12 folios, recoge además, para la misma finalidad recaudatoria señalada, las posesiones y tributos que rentan de la Fábrica Parroquial y las Capellanías en ella instituidas de La Sayalera y Barbancho, del Sacristán y de la Hermandad del Santísimo. Ninguna otra Cofradía se menciona en el mismo.
Tras todo lo hasta aquí expuesto, queda más que probado documentalmente, cómo la Cofradía de la Vera-Cruz (o de la Sangre) poseía, administraba y cuidaba su Hospital durante la práctica totalidad del siglo XVI.
Desgraciadamente existe una laguna documental de un siglo, debido a los lastimosos avatares de toda índole que ha sufrido nuestro Archivo parroquial, que nos impide explicitar las causas que concurrieron para que, al menos desde principios del siglo XVII, se hallasen las Hermandades de San Sebastián y de la Santa Vera+Cruz sitas y compartiendo el mismo Hospital.
Una explicación más que probable debió ser la reducción de Hospitales decretada en 1587 por el cardenal Rodrigo de Castro, afectando a un buen número de cofradías que radicaban en dichos establecimientos, y que se llevó a término en 1604 a raíz del Sínodo. Tales fueron las consecuencias de esta reducción que, por ejemplo, de 14 hospitales que existían en Sanlúcar la Mayor, quedaron 2; no digamos los efectos producidos en Sevilla, sobre la que existe abundantísima documentación impresa y que obvio detenerme en su comentario.
Además de lo anterior, en el año 1576, los Cabildos secular y eclesiástico de la ciudad de Sevilla, hacen voto de realizar anualmente una Función de rogativas a San Sebastián el día de su fiesta, con motivo de la intercesión del Santo ante la epidemia de peste padecida. Es posterior a esta fecha cuando podemos considerar la fundación y existencia de la Hermandad del Glorioso Mártir, por asimilación a la ciudad e influencia del Cabildo y, posiblemente, el patronazgo del Santo sobre la Villa, cuyo testimonio documental es citado por don Miguel de Herrera y Mantilla, cura de Albaida, en 1797, al contestar al cuestionario enviado por el geógrafo Tomás López, quien se proponía realizar una especie de Diccionario Geográfico de España.
Por otra parte, en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla se conserva una extensa y dispersa documentación de Hermandades de la Santa Vera+Cruz de la diócesis hispalense confirmando su ubicación "en Hospitales propios o compartidos con la advocación de la Cruz o de San Sebastián".
Todo corrobora, por tanto, que a partir de los últimos años del siglo XVI o primeros del XVII el Hospital comenzó a ser compartido por ambas Hermandades, corriendo a medias con sus gastos hasta la extinción de la Hermandad de San Sebastián en 1784.
Así, en 1637, el cura de Albaida Lcdo. Francisco Bohoyo, ubica a las Hermandades de San Sebastián y de la Santa Vera+Cruz en el Hospital, siendo obligación de esta última Hermandad la celebración en la Capilla del mismo de una “solemne Misa cantada a Señora Santa Lucía en su fiesta”, al igual que cita “las demandas del Sancto Cristo, los viernes, y los sábados de Nuestra Señora” como “se ha de uso y costumbre”, es decir, de antigua tradición.
Para documentar este hecho me apoyo básicamente en el Libro de Cuentas de la Hermandad de San Sebastián, en el que por cierto en ningún momento se atribuye el Hospital como propio o de su pertenencia, fechado entre 1672 y 1734, único Libro que, afortunadamente, ha perdurado y que gracias a él podemos disponer de dichos datos. Éste lo contrastaremos con el Libro de Cuentas y Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, fechado entre 1708 y 1762, que se encuentra en el Archivo propio de la Hermandad.
Amén de conocer de la existencia del Hospital ya desde el siglo XVI, las primeras, aunque parcas, noticias que poseemos del mismo están extraídas de la toma de Cuentas del año 1674 del Libro de la Hermandad de San Sebastián, en que textualmente se dice:
"Ytem se le recibe en data 3 reales de vellón que gastó en una soga para el pozo del Hospital".
En 1675 se dice que gastó "3 Rv. en una llave para el Hospital".
El Hospital debía estar, quizás debido a su antigüedad, en muy precarias condiciones pues, en los Libros citados de ambas Hermandades, son continuas las alusiones a obras en el mismo. Una importante, aunque no he hallado la partida de gastos, debió ser la realizada en 1676, pues se dice:
"Ytem da en data y descargo 5 Rv., digo 7 Rv. (sic), que le dio al padre cura y al Lcdo. D. Joseph Montero por trasladar los Santos al otro Hospital mientras se aderezaba el otro (sic)".
Ese “otro Hospital” al que se refiere es al propio de la Hermandad del Santísimo advocado como “Madre de Dios del Socorro” y del que ya conocemos su existencia a través del Memorial de Fiestas de 1637, anteriormente mencionado.
Mas el Hospital siguió necesitando de obras, a veces son simples reparaciones. En 1681 aparecen partidas de "96 Rv. que el dicho prioste ha gastado en aliñar el Hospital", y en el cargo de la cuenta de 1684 se dice:
"Ytem se le bajan al dicho prioste 10 Rv. que lo montó unas tejas que se compraron, con un real de traerlas al Hospital". "Ytem se le bajan al dicho prioste 8 reales y cuartillo que le dio a Luis Franco por hacer las tapias del Hospital".
En 1697 serán "16 reales que gastó en cerraduras para la puerta del Hospital" y en 1702 "se le abonan 130 Rv. que gastó en las puertas que se hicieron para el Hospital".
Aunque se carece de datos que permitan describir el Hospital, éste debía tener, coronando la fachada de su Capilla, una pequeña espadaña, para la cual se mandó hacer en 1700 una campanilla que costó 40 reales.
Lastimosamente, la Hermandad de la Santa Vera+Cruz no posee en su Archivo el Libro de Cuentas relativo a estas fechas, debió perderse, como tantos otros, a lo largo de la accidentada vida del Archivo Parroquial y el de la propia Hermandad.
Pero sí podemos cotejar datos, a partir de estas fechas, entre los Libros de Cuentas de ambas Hermandades para argumentar documentalmente la premisa citada, es decir, que el Hospital era compartido y costeado por ambas Hermandades.
Así, en las cuentas tomadas el 3 de mayo de 1718 al prioste de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, se dice: "Mas da en data 120 Rv. y 17 mrs. que gastó en la obra del Hospital".
Por su parte en el de la Hermandad de San Sebastián del mismo año se expresa: "Mas se le recibe en data 91 Rv. que gastó en la obra del Hospital".
En 1722, leemos en el Libro de la Santa Vera+Cruz lo siguiente: "Mas se le recibe en data 7 reales y medio de vellón que costó un aliño de la puerta del Hospital". En la misma fecha se expresa el escribano de la Hermandad de San Sebastián diciendo: "Ytem se le abonan 7 Rv. de una poquita de obra que se hizo en el Hospital".
En este último Libro citado, en 1728 se manifiesta: "Ytem da en data 34 reales y 21 maravedíes que importó la mitad de la costa de la ventana del Hospital". Por su parte, en el de la Santa Vera+Cruz del mismo año se dice señalando exactamente la misma cantidad: "Mas se le recibe en data a dicho mayordomo 34 reales y 21 maravedíes que se gastó en componer la ventana, como consta de carta de pago".
Más exactitud y evidente claridad no cabe. Pero pongamos la guinda, en las cuentas de las respectivas Hermandades del año 1732, se dice exactamente y con la misma expresión: "Mas se le recibe en data 48 reales y medio de vellón que gastó en la obra del Hospital".
Ambos Libros lo expresan con idénticas palabras. Está más que probado documentalmente que en los siglos XVII y XVIII el Hospital denominado por esa época del Glorioso Mártir San Sebastián era sostenido a partes iguales por ambas Hermandades. Pese a lo cual, en el Auto de visita celebrada el 24 de marzo de 1734 por el Abad de Olivares D. Luis Francisco Sánchez Duro de Velasco, se usa explícitamente el posesivo “su” relacionando directamente Hospital y Cofradía de la Santa Vera+Cruz:
"... habiendo visto este Libro y cuentas tomadas a los mayordomos y priostes que han sido hasta la fecha de la visita pasada a la Cofradía de la Santa Vera+Cruz, sita en su Hospital de esta Villa dijo que en ellas no se ofrece reparo alguno...".
Para más abundar en ello, a lo largo de esos mismos siglos son muchas las alusiones al Hospital que se hacen en los libros de Cuentas y Cabildos de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, relacionadas con reparaciones y aderezos que se mandan realizar al mayordomo para la procesión del “Jueves Santo en la noche”. En 1736 se habla de "26 Rv. que se gastó en la obra del Hospital" y en 1740 se gastan 164 reales por el mismo motivo. Nuevamente, en 1743 se pagan "13 reales de dos días de obra que hubo en el Hospital" refiriéndose a los jornales de los operarios. Será en la cuenta tomada el 25 de mayo de 1746 donde se refiera: "Ytem se le recibe en data a dicho mayordomo 156 reales que costó el hacer el púlpito del Hospital, como consta de recibo".
Tres años más tarde se da cuenta:
"Ytem se le recibe en data a dicho mayordomo 32 reales y 8 maravedíes de vellón de la memoria del gasto de la obra".
"...78 reales y medio de vellón, los mismos que gastó en la mitad de las tablas con el porte, como consta de recibo, y fueron para la obra del Hospital".
"...45 reales que gastó en la rita de los palos que se compraron para la obra del Hospital"
"...6 reales que gastó en el maestro por los viajes que hizo a buscar la madera".
Algo más explícita es el Acta del cabildo que transcribo por su interés:
Es importantísima esta Acta de cabildo para puntualizar: Que es esta Hermandad la que toma la decisión de realizar la obra en el Hospital, que es ella quien tramita los cauces legales ante la Abadía y que es la que va a sufragar los gastos de la misma recurriendo al citado señor para que "acabe de pagar el importe del valle que se le vendió por esta Hermandad". Si la Hermandad tiene poder de decisión sobre el Hospital hasta esos extremos, es porque éste es de su incumbencia y pertenencia.
Y la autorización se concedió y la obra se realizó como consta en las cuentas de 25 de mayo de 1750:
"Ytem se le recibe en data a dicho mayordomo 423 reales que se gastó en la obra del Hospital, como consta de una memoria que se presentó".
La obra debió ser de consideración y, gracias a ella, el Hospital pudo soportar el Terremoto que, cinco años más tarde, causaría los estragos en el templo parroquial hasta el punto de tener que ser “sacado de cimientos”, pudiendo así, tras una pequeña obra, acoger a Su Divina Majestad, haciendo las veces de Parroquia provisional hasta la nueva construcción del mismo en 1759.
Y para más abundar en el tema de la secular titularidad de la Capilla-Hospital, será en 1895 cuando, en carta dirigida al Rvdmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla, se diga tajantemente:
Así pues, recibida la debida autorización para la obra en los términos expuestos, se inician los trámites para la misma:
"En la Villa de Albaida, en 10 de agosto de 1896, en casa del Hermano mayor de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz, se reunieron los hermanos que componen la mesa de dicha Hermandad con asistencia de mí, el secretario, y se dijo que el objeto de esta reunión era que hallándose la Capilla de esta Hermandad en estado ruinoso, era necesario sacar de ella al Señor de la Vera+Cruz y a su Santísima Madre la Virgen de la Piedad, temiendo se caiga la techumbre. Al mismo tiempo acordaron se citen a cabildo a todos los hermanos para el día 15 de este presente mes para que acordaran lo que a bien tuviesen".
"En casa de don Joaquín García y Gelo, Hermano mayor de esta dicha Hermandad, el 15 de agosto se reunieron los hermanos y hallando lo preciso que era reedificar la Capilla, todos acordaron que seguidamente se trasladasen las Imágenes a la Iglesia y que el mayordomo y celador se encargasen cada tres días de salir a pedir a los hermanos y se diese principio a la obra".
"El día 17 por la noche se sacaron las Sagradas Imágenes en procesión. El Señor fue llevado a la Iglesia Parroquial y la Santísima Virgen se depositó en casa de la muy fervorosa hermana doña Carmen García y López".
La obra duró 72 días, elogiándose repetidas veces en los documentos que aluden a la misma la altruista y desinterasada colaboración de los hermanos en la construcción de la Capilla, no sólo aportando medios económicos sino, lo principal, su propio trabajo pues "fue tanta la concurrencia de hermanos que se presentaron a ayudar, todos de gracia, que tuvo el maestro de la obra que decirles que se retiraran muchos de ellos".
Realizada la obra de la techumbre, "se acordó se trajesen losas de Sevilla y se enlosase dicha Capilla para mayor lucimiento. También se acordó hacer una sacristía".
Terminada la obra, "se acordó llevar las Imágenes a su Capilla y bendecirla y hacer una Función, y para mayor lucimiento se pasase a la inmediata Villa de Olivares y se convide al señor cura para que asista a dicha Función".
La Función fue celebrada por el cura de Olivares, asistido de diáconos, y un coro integrado por un cantor y tres cantoras. El Sermón fue predicado por don Santiago Olivencia, asistiendo a la ceremonia el Ayuntamiento de Albaida. Tras la Función se ofreció un refrigerio en casa de la hermana doña Carmen García y López.
"Concluido todo, dijo el señor cura de Olivares: ¡Viva el Señor de la Vera+Cruz! ¡Viva su Santísima Madre la Virgen de la Piedad! ¡Y vivan todos los hermanos de esta Hermandad! Y se retiraron los sacerdotes en el coche que les estaba aguardando".
La cuenta de lo gastado en materiales, cal, canales, madera, losas, pinturas, cera y varios objetos que se compraron para la sacristía, ascendió a 6.072 reales, pues todo lo demás fue de gracia, o sea, de balde, calculándose su precio en 3.500 reales.
La configuración de la primitiva Capilla era de la siguiente forma:
De planta rectangular dividida en dos naves por arcada de dos arcos de medio punto que descansaban sobre un pilar central y apoyándose sus extremos sobre pilastras adosadas a los muros. La fachada tenía en su remate una bonita torre revestida de azulejos y en su vano una campana realizada en 1700. La puerta principal se abría en el centro de la mitad izquierda de la fachada. La techumbre, a dos aguas, estaba revestida interiormente de madera. Su extensión vendría a ocupar la mitad de la actual Capilla, siendo el resto del terreno dependencias del antiguo Hospital que servían de almacén y vivienda de la capillera.
Siete años después, el 17 de marzo de 1903, la primitiva Capilla "fue tirada a tierra y levantada con las limosnas de los hermanos de dicha Hermandad, aumentándosele de largo cuatro metros. Concluida la obra importó 1.400 duros, en este mismo Libro queda la cuenta unida". La cuenta a la que se alude textualmente es un diario de los gastos de los jornales, materiales empleados y portes de los mismos.
La Capilla edificada en 1903 en una foto de 1938.
Tras esta construcción de nueva planta, la Capilla se amplió hasta donde en la actualidad se inicia el presbiterio. Es de planta simple rectangular, cabecera plana, donde se colocó un pequeño retablo de madera tallada situándose en él al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, flanqueado en su mesa de altar por dos bellísimos ángeles mancebos. Arriba, en una pequeña hornacina en que culminaba el retablo, se colocó la Santa Cruz. En un retablo en el muro del lado del Evangelio se situó a Nuestra Madre y Señora de la Piedad, ya sin su Niño en los brazos pues desde este año de 1903, en que lo sacó por última vez el 3 de mayo de dicho año con motivo de la bendición de la nueva Capilla, el Niño se colocó en el retablo que ocupaba la Santa Cruz. La fachada principal estaba rematada por una pequeña espadaña con un vano y su antigua campana, y en cuyo muro tenía una amplia puerta central.
Como dato muy curioso, y hasta ahora desconocido, es el que después de esta nueva edificación de la antigua Capilla del Hospital, ésta tomó la advocación de “Santa María de la Piedad”. Así se recoge en las Reglas de 1913 que, gracias a mi incesante labor investigadora he hallado recientemente en AGAS, Hermandades, Sección III, c. 9968, Expediente 26, y de cuya copia autorizada y compulsada y sellada por doña Nuria Casquete de Prado Sagrera, Directora gerente de la Institución Colombina, hice donación y entrega a nuestra Hermandad para que pase a engrosar el Archivo Histórico de la misma.
Estas Reglas, escritas de puño y letra por don Ambrosio Lorenzo-López, cura-párroco de Albaida, comienzan de la forma literal siguiente:
"Preámbulo.
Nuestro Padre Señor de la Veracruz y Nuestra Señora de la Piedad se veneran en la villa de Albaida, en la Capilla ayuda de Parroquia titulada de Santa María de la Piedad, en la cual los fieles en general y de un modo especial los hermanos de la Hermandad de Veracruz, desde tiempos antiguos y remotos, pues no consta en ningún documento su fundación, ni hay memorias de hombres que lo alcancen, rinden culto..."
Así permanecería la Capilla hasta que el Domingo de Resurrección de 1953 se celebró cabildo "acordándose por aclamación se procediese con toda urgencia a la ampliación de la Capilla". El 3 de mayo de 1954 (Año Mariano) se puso la primera piedra del nuevo presbiterio, comenzando las obras en agosto de ese mismo año. El arquitecto encargado de dichas obras fue don Antonio Illanes.
Por este motivo este año no hubo Festividad. Las Imágenes fueron trasladadas al templo parroquial el 17 de noviembre, colocándose en un altar portátil delante del altar de la Virgen del Rosario. El Quinario del año 1955 se celebró en la Parroquia, luciendo Nuestra Madre y Señora de la Piedad su manto verde de Festividad, acontecimiento inusitado, ya que la Imagen de la Virgen luce habitualmente vestida de negro para los mencionados cultos. El 24 de abril de 1955, tras concluir las obras, se trasladaron las Sagradas Imágenes a la Capilla, y el 3 de mayo tuvo lugar la bendición de la misma, oficiada por el R.P. Fray Claudio de Trigueros (Capuchino). Por la tarde salió procesionalmente la Virgen de la Piedad, retomando así una secular tradición.
La obra había consistido en la realización del actual presbiterio, para el cual el 26 de marzo del año siguiente se bendijo el actual retablo, construido en Sevilla en los talleres de don Antonio Rodríguez y donado por la familia Muñoz Rodríguez. En él fueron colocados los Sagrados Titulares de la Hermandad junto con la Imagen de San Juan de 1923, recuerdo que dejó a la Hermandad el difunto Juan García Gelo, formando la escena del Calvario.
En la década de los sesenta se acometieron muy diversas obras tanto en la Capilla como en sus dependencias anexas, pero un duro e impactante acontecimiento ocurriría el 24 de febrero de 1969, era lunes y a las nueve de la mañana. El párroco del pueblo, don José Manuel García-Junco se disponía a celebrar la santa misa cuando se derrumba por completo el techo de la Capilla dejando sepultados bajo los escombros a las veinte personas que se encontraban en ese momento en su interior. El estruendo fue espantoso, saliendo los vecinos más cercanos alarmados a la calle, creyendo en un primer momento que se trataba de un incendio, debido a la gran nube de polvo que se extendió por las calles aledañas, sucediéndose entonces escenas de nerviosismo y de incredulidad, aunque la respuesta fue inmediata, pocos minutos fueron los que tardaron en sacar de debajo de los escombros a las personas accidentadas, que sorprendentemente salieron con heridas leves a pesar de la magnitud del suceso, incluso entre ellas se encontraba una mujer en avanzado estado de gestación, no teniéndose que lamentar desgracias personales, gracias a Dios.
Existe una amplísima documentación gráfica y escrita sobre lo acontecido, pues al día siguiente los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia. Las Sagradas Imágenes fueron trasladadas al templo parroquial, donde el día 8 de marzo dio comienzo el anual Quinario "viéndose todas las noches completamente abarrotadas las naves de la Parroquia". No se celebró estación de penitencia.
Tras las labores de desescombro realizadas con tesón y entrega por los hermanos de la corporación, quienes no se doblegaron ante las dificultades y medios disponibles para estas labores colaborando todos y cada uno de ellos con cuantos medios físicos y materiales tenían a su alcance el 16 de abril comenzaron las obras de construcción de la nueva planta de la Capilla.
El Proyecto de construcción de la nueva Capilla fue realizado por el doctor arquitecto don Álvaro Gómez de Terreros.
Se abrió una cuenta corriente en el banco de la localidad, donde cada hermano colaboró en la manera de lo posible, además cada uno aportaba material de construcción o mano de obra desinteresada. Durante todo el verano continuaron las obras bajo la dirección de nuestro hermano don Manuel Morán Gelo, maestro encargado de las mismas.
El 3 de septiembre se gira visita al Sr. Cardenal de Sevilla don José María Bueno Monreal quien "nos prometió su presencia el día 14, fecha de nuestra Festividad, y felicitó a la Hermandad por el ejemplo de abnegación y sacrificio que había dado". El 12 de septiembre se bendijeron las tres campanas que figurarían en la nueva espadaña con que culminaba la fachada principal de la nueva Capilla. El 13 de septiembre, después de 200 días de estancia en la Parroquia, volvían a su Capilla las Sagradas Imágenes Titulares.
El 14 de septiembre, en la Función principal, S.E. Rvdma. bendijo la nueva Capilla bajo la advocación de la Santa Vera+Cruz, actuando la Escolanía Virgen de los Reyes de Sevilla. Por la tarde se realizó la primera salida procesional de Nuestra Madre y Señora de la Piedad de su flamante Capilla
A partir de esta fecha, la Capilla va a recibir un constante y continuo trabajo de mejoras y enriquecimiento, siendo las principales las realizadas entre los años 1990-93. Estas mejoras consistieron: Apertura de una nave lateral con tres arcos semicirculares descansando en dos pilastras, incorporando así a la nave principal de la Capilla lo que anteriormente era vestíbulo y sacristía; se construyó una nueva sacristía tomando parte de la antigua dependencia de la casa de la "capillera"; a la nave principal se le incorporó una cámara de aislamiento colocándosele, además, nuevo zócalo de mármol y azulejos cobrizos, solería de mármol, enriquecimiento del techo con casetones y molduras de escayola, así como cornisa a lo largo de toda la nave.
Mientras duraron estas primeras obras, 4 meses, los Sagrados Titulares fueron depositados en las dependencias anexas a la Capilla. A Nuestra Señora se le colocó su Niño en los brazos, con motivo de dorársele la peana que lo sustenta, acontecimiento que no ocurría desde 1903.
El 10 de mayo de 1992 se giró visita al escultor-imaginero don Francisco Limón Parra, de Villanueva del Ariscal, dándosele el encargo de realizar siete retablos para las Imágenes de los Santos que se veneran en la Capilla.
En el verano de ese mismo año y el siguiente, un reducido grupo de hermanos y hermanas realizaron la decoración que actualmente presenta la Capilla, dorando y marmoleando los anteriormente citados retablos, cúpula y techo de la nave principal.
Todo este proceso de embellecimiento decorativo actual de la Capilla se dio por concluido el 15 de agosto de 1993, Festividad de Nuestra Señora de los Reyes, Patrona de Sevilla y su Archidiócesis. El anteriormente mencionado escultor-imaginero realizó las pinturas de los evangelistas que figuran en las pechinas de la cúpula del presbiterio, así como los cuatro ángeles de los muros laterales del mismo, los que portan sendas cartelas con las leyendas "Salve, oh Cruz, esperanza única" y "Causa de nuestra alegría, Madre de Piedad".
En estos retablos figuran:
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San Antonio, obra de Cristóbal Ramos;
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Santa Lucía, que goza de honda veneración y devoción en toda la comarca;
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San Joaquín, magnífica talla anónima estofada y policromada;
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Inmaculada de vestir, atribuida a Cristóbal Ramos, denominada popular y cariñosamente "La Portalita", por servir en el Belén que se instala en Navidad;
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Niño de la Virgen, soberbia talla del siglo XVI, entronizado en un antiguo y exquisito retablo de talla barroca, y que en las grandes solemnidades luce tres potencias de oro macizo de ley, ofrenda y donación que quien esto escribe le hizo, muestra de la mucha devoción que le profesa;
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la Santa Cruz, talla dorada del siglo XVI;
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San José, talla del siglo XIX; y, por último,
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San Francisco, Santo vinculado estrechamente a las Hermandades de la Santa Vera+Cruz.
"Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza.
¡Alabadlo, bendecid su nombre!, porque Yahvé es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones". Salmos 100, 4-5
Por todo lo expuesto, se entiende ahora mejor el porqué del:
¡¡¡ VIVA LA CAPILLA ENTERA !!!
¡¡¡ VIVA EL ORGULLO DE SER CRUCERO !!!
A.M.D.G. et B.V.M.
Siguiendo este hilo, y tomando como punto de partida los datos bibliográficos anteriormente expuestos, en este documento testamentario firmado por el escribano Hernando de Zúñiga y fechado en 5 de febrero de 1576, ante el cura Bartolomé Martín Bravo, el mismo al que mencionaba don Antonio Herrera, se da fe de la existencia y nominación de este único hospital como “ospital de la vera+”
Estos datos expuestos son vitales para intentar comprender las motivaciones que impulsaron el desarrollo y proliferación del sistema de hospitalidad; más aún si añadimos que a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI se produce un considerable aumento de la población, una parte de la cual, la integraban pobres, vagabundos, mendigos y toda clase de necesitados y menesterosos. Sobre ellos incidía, no sólo el fantasma de la miseria que debilitaba sus organismos predisponiéndoles a la enfermedad y la muerte, sino también los efectos inmediatos de las catástrofes naturales y calamidades endémicas que tantos estragos causaban entre los sectores más deprimidos de la escala social.
El Hospital era creado y mantenido por la propia Hermandad gracias al esfuerzo de los propios cofrades. Éstos eran personas modestas, con un elevado sentimiento religioso que, reunidos en hermandad, tenían como uno de sus fines, junto al culto, el mantenimiento del Hospital.
Cofradía de la Sangre
Y después de lo susodicho vi los libros de la Cofradía de la Sangre de Jesús y por ellos parece que tiene setenta y nueve pies de olivar de seras que rentan un año con otro mil y ciento y seis maravedíes.
Tiene mas tres mil cepas de viña que un año con otro valen seis mil maravedíes.
Tiene mas una haza de tierras que está arrendada en treinta y un reales y seis maravedíes.
Y Diego de Zúñiga, escribano público y escribano de la dicha Cofradía, hizo presentación del libro y juró en forma de derecho que no tiene otras rentas Y en otras las tiene con cargo de que la dicha viña la pueda recauda a su costa la dicha Cofradía que cada un año gasta ochenta reales.
Cofradía de San Sebastián
El dicho día, mes y año susodicho recibí juramento en forma de derecho de Francisco Rodríguez prioste de la cofradía de Señor San Sebastián so cargo del cual prometió de decir verdad dijo que la dicha cofradía tiene de renta ocho mil y veinte y cinco maravedíes como parece por los libros de dicha cofradía.
Ytem tiene cargo la cofradía trescientos y sesenta y tres pies de olivar de seras que según la valiación susodicha saca cada los valores le rentan tres mil cuatrocientos diez y nueve maravedíes con cargo de pagar cien reales de misas que se dicen por las personas que dejaron los dichos bienes a la dicha cofradía.
Y que no tiene renta so cargo de juramento que tiene hecho y no firmó porque dice que no sabía escribir.
Rúbricas: El bachiller Andrés de Gelves,
Diego de Zúñiga, escribano público.
"En la Villa de Albayda, en 15 días del mes de septiembre de 1749 años, se juntaron a cabildo los oficiales y hermanos más antiguos de la Cofradía de la Santa Vera+Cruz, a saber: sus mercedes Leandro de Aguilar y Joseph Sánchez, alcaldes, y Joseph López y Bartolomé Aldabe, diputados y otros hermanos de los más antiguos de dicha Hermandad, presidiendo el señor don Joseph de la Cruz Baquero, cura y beneficiado de la Iglesia Parroquial de esta Villa.
Y todos unánimes y conformes, acordaron que se haga la obra del Hospital, y que para ello se recurra ante el Rvmo. Sr. Abad de Olivares a conseguir licencia para que del dinero que para en poder del señor don Joseph Carnes, se nos libre el que hubiere para comprar los materiales que se necesitaren...".
Y así infinidad de citas más que avalan la original y antigua administración y mantenimiento del Hospital por esta Hermandad.
Y con el correr de los años, la Hermandad de la Santa Vera+Cruz siguió reuniéndose en cabildos en el denominado Hospital del Glorioso Mártir, como lo han de uso y costumbre. Tras la extinción de la Hermandad del Glorioso Mártir Señor San Sebastián en 1784, será la Hermandad de la Santa Vera+Cruz quien continúe en él ubicada como lo hacía, y nunca dejó de hacerlo, desde el siglo XVI y quien use, cuide y sufrague íntegramente el sostenimiento del Hospital, que continuará denominándose bajo la advocación del Glorioso Mártir Señor San Sebastián hasta bien entrado el siglo XIX en que se denominará Capilla de la Vera+Cruz como ya lo hacía desde la lejana fecha de 1576.
Así se manifiesta en el Acta de la Visita Pastoral del Visitador General don Antonio González Cienfuegos de fecha 21 de julio de 1859 quien, entre otras cosas, en el punto 1 de los mandatos tras la Visita se dice:
“1º. Se pondrán crucifijos en las cruces que no los tienen, tanto en la Iglesia como en la Capilla de Vera Cruz y S. Sebastián, de la que procurará el cura se quiten los pasos, y se coloquen en otro sitio, por cuanto estando de uso para el culto, es indecoroso se encuentre sirviendo para almacén”
"Emmo. y Rmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla.
Los que suscriben, Hermano mayor y oficiales de la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de la Villa de Albaida a V.E.R., con el debido respeto, exponen:
Que hallándose dicha Hermandad establecida desde tiempo inmemorial en una Capilla que se dice haber pertenecido al antiguo Hospital, y que la referida Hermandad ha venido atendiendo a la reparación y conservación de la susodicha Capilla, la que encontrándose en la actualidad en estado ruinoso, los hermanos de la repetida Hermandad se comprometen con sus limosnas a reedificarla con tal de poder continuar como hasta aquí en la posesión y ejercicio de los actos correspondientes a dicha Congregación, sin que por nadie puedan ser molestados: y al efecto suplican a V.E.R. los autorice a llevar a cabo la proyectada obra con la condición expresada. Gracia que no dudan alcanzar de la reconocida bondad de V.E.R., cuya vida guarde Dios Nuestro Señor muchos años.
Albaida, 7 de octubre de 1895"
Más de cinco siglos de existencia, como he ido pormenorizadamente documentando, avalan el que esta antigua Capilla-Hospital de la Vera+Cruz, que tuvo también la dicha de albergar hasta 1880 la Imagen de nuestro Santo Patrón el Glorioso Mártir Señor San Sebastián, sea para los Cruceros la Casa de Dios y Puerta del Cielo, sagrado lugar donde el corazón ferviente de generaciones y generaciones ininterrumpidamente han rendido culto a Dios Nuestro Señor y a Su Santísima Madre, la han cuidado y convertido en la digna morada y preciado joyero que contiene a sus más exquisitas Joyas: el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Madre y Señora de la Piedad.
Aunque como expresa este documento, aún en 1686 esta Hermandad seguía celebrando tanto el carácter penitencial de su Estación de penitencia, así como el carácter letífico del culto y procesión a la Santa Cruz gloriosa el 3 de mayo, al igual que la que más adelante documentaremos “Misa del Gallo”.
"Cofradía de la Santa Vera Cruz. Tiene obligación esta Cofradía cada año a decir seis memorias cantadas por las personas que les dejaron sus haciendas. Ytem por doña María Melgarejo, noche de Navidad una Misa cantada del gallo. Ytem tiene obligación de hacer la Fiesta de la Cruz en 3 de mayo"