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Estación de Penitencia

Uno de los Actos de Culto externos más importantes de nuestra Hermandad es la Estación de Penitencia en la mañana del Viernes Santo. Recopilamos en este apartado los orígenes, evolución y actualidad de tan importante acontecimiento en la historia y vida de nuestra Hermandad.

Durante la segunda mitad del siglo XV y primera mitad del XVI, en la mayoría de los casos de la mano de los franciscanos, se fundan Hermandades que practican la disciplina pública y rinden culto a la Santa Vera+Cruz. Estas Cofradías procesionaban en la noche del Jueves al Viernes Santo con una simple cruz o crucifijo, llevado por un clérigo, con gran número de hermanos disciplinándose. Eran procesiones serias, austeras, devotas y penitentes, sin lujo ni boato alguno, saliendo de sus capillas, ermitas u hospitales, se dirigían por caminos y veredas hasta el campo, donde generalmente había un humilladero con una Cruz. Los cofrades iban revestidos de una túnica de lienzo blanca, la cual dejaban caer hasta la cintura los “hermanos de sangre” o disciplinantes. Al regreso a la ermita u hospital estos lavaban sus heridas con pócimas y ungüentos que previamente se habían preparado en unas calderas, palanganas o "bacías de lavar los hermanos", usando la expresión que aparece en los textos documentales de la época.

Así lo ordenan sus antiguas Reglas: "E que hagamos la procesión de disciplina el Jueves Sancto en la noche con asistencia de la Hermandad como es uso e costumbre. E los oficiales de la nuestra Cofradía nombren los cofrades que han de portar las insignias, e que el prioste aderece el Hospital con la mayor decencia, e los alcaldes conviden a los clérigos para el Sermón. E otrosi, que los cofrades tomen la disciplina o iluminen con sus hachas”.

Aunque de esta fecha no existe documentación expresa, la Cofradía de la Santa Vera+Cruz de Albaida, hacía estación a la Cruz del Barrero, la cual la Hermandad cuidaba y adecentaba previamente como se deja constancia en la toma de cuentas de 20 de mayo de 1726, destinando "noventa y un real y veinticinco maravedíes de vellón que gastó en ayudar a componer la Cruz del Barrero".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta estación penitencial tenía un marcado carácter de austeridad, reflejado incluso en las propias Reglas. Por los estudios realizados por diversos autores y tratadistas, estaría formada por algunas insignias, un Santo Cristo o Crucifijo portado por clérigos, y los hermanos de luz y sangre. Mas desde que la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Sevilla incorporara la Imagen de Nuestra Señora en 1536, a imitación de la de Toledo que lo hacía anteriormente, se generaliza esta costumbre en el resto de las Hermandades de esta advocación. Iba en unas sencillísimas andas "sin palio ni cubierta alguna ... ni vestidos de brocado de color, ni corona imperial, ni bajo palio suntuoso, ni debajo de dosel de estado", éstos serían añadidos a partir del siglo XVII.

Debido a la pérdida de libros y documentación de los Archivos de nuestra Hermandad y de la Parroquia, por mor de muy diversas causas, no se conservan noticias que aludan a la realización de dicha Estación penitencial de esta época, aunque con toda seguridad se realizaba, pero gracias a la suspicacia del entonces cura párroco don Sebastián José de Gálvez, a quien pertenece la nota que nos dejó escrita en unos folios existentes en el Archivo Parroquial, pues el Libro donde debía anotarla se hallaba en poder del Notario mayor de Olivares y cuyo paradero desconocemos, tenemos la primera constancia documental de la misma, ya que "el 19 de abril de 1685, que fue Jueves Santo, por la noche hice la procesión de la Santa Vera+Cruz ".

Como podemos observar por esta valiosa anotación, la Hermandad de la Santa Vera+Cruz continuaba realizando su Estación de Penitencia el Jueves Santo por la noche, excepción o privilegio que las Hermandades de esta advocación conservaban desde sus orígenes y que el Sínodo de 1604 lo ratificó, a pesar de estar prohibido para todas las demás el realizar la Cofradía una vez entrada la noche.

Destacar igualmente el reducido o escaso número de insignias que integraban el cortejo penitencial, limitándose éstas al estandarte, varas de los alcaldes, una trompeta, cuya misión era ir anunciando el paso del cortejo procesional, y la campanilla que tañía el muñidor. No será hasta 1860 cuando “para dar más culto, se trajese una música para que asista a dicha Cofradía”, siendo la primera constancia escrita que tenemos sobre ella en el desfile procesional de Semana Santa.

Respecto a los pasos o andas, en la documentación existente relativa al siglo XVII y primera mitad del XVIII, sólo se nombran dos andas, la de la Santa Cruz para la Fiesta del 3 de mayo, y la de Nuestra Señora, que servía tanto para el Jueves Santo como para la procesión del Día de la Cruz. No se citan andas para el Santo Cristo, pues éste aún procesionaba llevado en hombros de tres hermanos. Será en el año 1753 cuando, a través del cabildo celebrado el 15 de abril, tengamos noticias por primera vez "que lleven el paso del Santísimo Cristo: Francisco Cabezón, Antonio Cabezón y Diego y Antón Cotán". Es por tanto a partir de esta fecha cuando el Señor comenzaría a ser procesionado en andas, perdiéndose así la antiquísima costumbre de ser portado a hombros.

Para poderse efectuar la salida procesional era requisito indispensable reunir en los días previos "a los oficiales y hermanos más antiguos de la Santa Vera+Cruz para tratar y conferir las cosas tocantes y que más convengan a dicha Cofradía y procesión del Jueves Santo en la noche". En este cabildo se le ordenaba al prioste que "aderece la Capilla del Hospital con la mayor decencia posible" y se nombraban los hermanos que previamente habían pujado el portar las Sagradas Imágenes. Igualmente, se le confería autorización para que "convide al señor cura a la procesión y al sochantre de dicha Iglesia para que asistan y también convide al padre predicador para que nos predique y exhorte a la devoción con que hemos de ir a dicha procesión".

Al anochecer del Jueves Santo los hermanos se reunían en la Capilla del Hospital, y tras saldar los contratiempos que pudiesen existir entre ellos y confesados y comulgados según ordenan las Reglas, se realizaba una pequeña procesión encaminada hacia la Iglesia Parroquial para visitar al Señor en el Monumento Eucarístico. Vuelta a la Capilla daba comienzo el ejercicio piadoso del Sermón de Pasión. Este Sermón era pronunciado por el predicador cuaresmal nombrado al efecto.

En su origen, el Sermón de Pasión, debía ser una dura arenga ascética que moviese a los cofrades a un sincero arrepentimiento y devoción al contemplar los sufrimientos padecidos por el Redentor. Mas con el tiempo debió ir adquiriendo unos tintes más populares y festivos, siendo el origen del denominado Pregón o Sentencia de Pilatos y Voz del Ángel, pieza cantada o pregonada que se insertaba en alguna parte del Sermón. El texto de la Sentencia de Pilatos transmitido de generación en generación. Dice así:

 

"Manda el Presidente Poncio Pilatos, regente de Jerusalem por el Imperio Romano que, Jesús, llamado por la plebe de Nazaret, galileo de nación, sea condenado a muerte por hombre sedicioso, contrario a la ley del Senado y del gran Emperador Tiberio César. Porque juntando y congregando cada día en la ciudad muchas gentes pobres y ricas, no cesa de remover tumultos en Judea, queriendo hacerse Hijo de Dios y Rey de Israel, y amenazando cada día con la destrucción de esta insignia, ciudad y templo, negándole el tributo al César.

Por tanto, se ordena que su muerte sea fijándolo con clavos en una Cruz a usanza de reo, porque tuvo atrevimiento de entrar con ramos y triunfos, con gran parte de la plebe, en Jerusalem y en su Santo Templo.

Manda el Centurión Quinto Cornelio que, con sus propias vestiduras lo lleven a la vergüenza por todas las calles de la ciudad, para que sirva de escarmiento a los malhechores y quede su cuerpo colgado entre dos ladrones, para que así pague con su muerte su delito y satisfaga las ofensas cometidas contra nuestros Sacerdotes y Senado. Quien tal hizo, que tal pague".

 

Bellísima composición de la más genuina teología popular con la que se adoctrinaba al pueblo sobre la vida, pasión y muerte del Redentor. Tras el canto y Pregón de la Sentencia se producía el de la  Voz del Ángel, el cual debía ser un bello canto de alabanza a Nuestro Dios y Señor. Desgraciadamente este texto no ha llegado hasta nosotros. Esta práctica del Sermón y la Sentencia perduró hasta los años cincuenta del siglo XX, tradición igualmente perdida.

Concluido el Sermón de Pasión, principiaba la procesión de penitencia, la cual iba antecedida del muñidor y un hermano vestido de túnica haciendo sonar la trompeta anunciando el paso del cortejo. Seguían cuatro hermanos portando luces en sus hachas, situándose en medio la manguilla parroquial y los disciplinantes, hasta que fueron suprimidos en 1777. Le seguían dos diputados de gobierno con bastones en las manos y, a una cierta distancia, el estandarte llevado por otro hermano con túnica, tras el cual daba comienzo el cuerpo de hermandad, en el centro del cual se colocaba la Imagen del Santísimo Cristo acompañada por ocho hermanos de túnica y hachas que lo iluminaban. Acto seguido figuraba el simpecado portado por otro hermano de túnica acompañado de otros dos portando hachas en sus manos. Un reducido grupo de hermanos y el convite antecedían el paso de Nuestra Señora rodeada de ocho hermanos de luz y tras el cual figuraba el preste acompañado de diáconos y el sochantre interpretando el Miserere y el Stabat Mater.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como podemos apreciar, no todos los hermanos vestían la túnica nazarena, reservada ésta a los disciplinantes y a los hermanos que ejercían alguna función en la procesión. El llamado "cuerpo de hermandad" eran los miembros de ésta vestidos con trajes de calle al uso. Las llamadas hachas eran unas velas compuestas generalmente de grasa animal, con cuatro pabilos; en algunas ocasiones se solían hacer con mecha de esparto embadurnada en alquitrán. Se utilizaban por ser más baratas que la cera y más resistentes a los envites del aire, evitando que se apagasen. El acompañamiento de personas ajenas a la Hermandad se catalogaba como "convite".

Por estas fechas la Cofradía salía sobre las tres de la madrugada y, tras hacer estación a la Cruz del Barrero, regresaba con las claras del día a la Capilla de su Hospital. Tras las disposiciones que el rey Carlos III promulgó en 1777, prohibiendo las Cofradías durante la noche, el acto del Sermón de Pasión se prolongaba durante toda la madrugada del Viernes Santo y la Cofradía iniciaba su estación al romper el alba.

Esto es cuanto podemos conocer por la documentación existente respecto a la Cofradía penitencial durante los siglos XVII y XVIII. Gracias a un "Inventario de los enseres que en el día 9 de abril de 1858 están en poder de doña María de los Dolores Frayle y hace entrega de ellos a Francisco Vicente y su mujer doña Josefa de Gelo, pertenecientes a la Hermandad de la Santa Vera+Cruz de esta Villa de Albaida” conocemos que anterior a esta fecha:

El Santísimo Cristo de la Vera+Cruz tiene una corona de espinas y tres potencias de plata, dos sudarios, una peluca (1869). Su paso llevaba 4 faldones negros, con 4 luceros (candelabros) morados, 4 barandillas rodeando el calvario a modo de canastilla, a las que se le añadieron 4 perillas doradas (1869). Era portado por 6 hermanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nuestra Madre y Señora de la Piedad procesionaba en Semana Santa con un manto y saya de terciopelo negro. El palio era de tafetán negro con seis docenas de estrellas de plata y seis de hojalata y sostenido por 8 varas doradas. Tenía 4 luceros (candelabros) dorados en las esquinas y a modo de candelería llevaba 60 velas de palos con sus arandelas de hojalata. Sus faldones eran de percalina negra y poseía 4 mangos forrados de terciopelo negro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Posterior a esta fecha se le debió realizar un nuevo paso al Santísimo Cristo de la Vera+Cruz en el que procesionó hasta el año 1917. No tenemos constancia escrita sobre el mismo, pero dado que sus respiraderos fueron utilizados para formar las gradas del altar de Quinario a partir de la última fecha señalada de 1917, podemos saber su estructura y características a través de documentación gráfica que se conserva. Era de madera pintada en color blanco y sobre ella lucía unos apliques de madera tallada y dorada. En el risco de corcho que formaba el calvario aparecían dos angelitos pasionarios sedentes portando, respectivamente, una escalera y un martillo, atributos pasionistas.

Hacia 1878, se debió estrenar para Nuestra Señora de la Piedad un nuevo paso, del cual no tenemos referencias documentales salvo el de su realización y existencia.

El 29 de marzo de 1910 se propone la realización de un nuevo paso para Nuestra Señora de la Piedad, que lo realizará el señor Celestino Marín Ramos, de Sanlúcar la Mayor, en cuyo contrato se dice que sus características serán: "dos metros y cuarenta centímetros de largo por uno cuarenta de ancho, estilo barroco, con doce varas de palio, dos candelabros de tres luces para la delantera y catorce pies de guardabrisas, todo dorado con oro fino", estrenándose en la Semana Santa de 1912. Siendo el paso de mayores proporciones que el anterior, el manto que tenía "con su muy buena y costeada guardilla bordada" le resultaba corto, por lo que se reunieron las hermanas y "con mucha animación disponen de dibujo en Sevilla, sacándolo la señora de don Juan Bautista Jimeno" para realizar un nuevo manto. Fue bordado en el corto espacio de diez meses por las hermanas Pascuala Delgado, María Pepa Delgado, Joaquina Delgado, Maravilla Gelo y Francisca Muñoz, siendo la primera de las citadas quien dirigió los trabajos. Se bordó en casa del mayordomo de la Hermandad don Manuel Gelo Carmona. Se estrenó en la Semana Santa de 1914, luciendo sobre terciopelo negro de Lyon el hermoso dibujo churrigueresco bordado en oro fino. Este manto es una de las joyas más espléndidas e importantes, debido a su incalculable valor artístico y emotivo, que posee el patrimonio de esta Hermandad. Esta obra ha sido restaurada por un grupo de hermanas y hermanos, reestrenándose en la Semana Santa de 1995. El antiguo manto citado que quedó pequeño es el que se le coloca a Nuestra Señora actualmente para los cultos de Quinario.

En 1919 se estrena un nuevo paso para el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, realizado en Málaga a través de don Fernando Díaz de Gelo en representación de don Joaquín de Gelo Ceas, ambos sacerdotes y cofrades de la Hermandad. Tuvo un coste de 1.500 pesetas. Las características del nuevo paso son: "Un trono en madera tallada, dorado en oro fino brillo y mate, de dos metros de largo por uno y medio de ancho y cincuenta y cinco centímetros de alto, con tarimón, mesilla, monte de corcho y doce porta-tulipas". En 1923 se le añadirán cuatro candelabros más, dos regalados por don Joaquín y los otros dos comprados por las hermanas de dicha Hermandad. En este paso procesionó el Señor hasta 1960 en que se estrenó el actual pao realizado por el magistral tallista don Antonio Vega Sánchez.

El año 1928 "entre fervorosas aclamaciones y el religioso entusiasmo de este pueblo salió la Cofradía, siendo digna de mencionar la hermosa candelería plateada que estrenó el paso de la Virgen".

En Semana Santa del año 1946 estrena la Virgen un palio de terciopelo verde bordado en oro en el Convento de Santa Isabel. Este palio procesiona actualmente en la Cofradía del Amor de Cádiz. Igualmente se estrenaron los varales plateados, obra del orfebre sevillano Seco.

 

 

 

 

 

 

 

En 1960 se decide iniciar los trámites para hacer un nuevo paso al Señor, debido a que "el paso de parihuelas no estaba en debidas condiciones" y  porque "la portentosa Imagen titular de esta Hermandad, merece un trono en consonancia con la severidad del Crucificado". Tras ser presentado varios proyectos de diversos artistas, entre otros de: Luis Sánchez, Luis Giménez Espinosa y Antonio Vega, fue éste último el elegido para su realización, firmándose el contrato en octubre de ese mismo año. El paso es de estilo churrigueresco, está realizado en madera de pino Flandes envera y tiene como dimensiones 3'40 m. de largo por 2'20 de ancho, y la profundidad de la talla, sobre todo en el respiradero, alcanza en algunos lugares hasta 15 cm. Lleva seis candelabros, cuatro en las esquinas, de siete luces, y dos en el centro de los laterales, de cinco luces. Posee ocho cartelas: cuatro en los centros de cada lado del canasto y otras tantas en los respiraderos. Este paso, no sin largas vicisitudes debidas a la peculiar forma de ser del genial artista, fue estrenado en 1961. En la Feria de Muestras Ibero-americana de Sevilla de este año, se le concede a este paso el Primer premio a las labores de talla. Entre 1961 y 1966 se realizan los trabajos de dorado del mismo en el taller de don José Jiménez de los Reyes, de Sevilla.

Sería interminable relatar los acontecimientos y enseres que desde la década de los sesenta han ido incrementando el patrimonio de esta Hermandad, por lo que, nos limitaremos a su simple enumeración: Instalaciones propias de la Hermandad en la Cruz del Barrero; sayas y mantos bordados para Nuestra Señora; insignias procesionales ricamente bordadas; corona de oro y plata, diadema, aureola de estrellas; lujosísima toca de maya de oro profusamente bordada de lo mismo; diversas piezas de orfebrería: ángeles entrevarales, ángeles sobre peana, peana de plata de ley realizada por los Hermanos Delgado, candelabros de cola, relicario, juego de jarras, llamadores, candelería, y un largo etcétera que muestran el fervor de sus cofrades hacia sus Sagradas y muy veneradas Imágenes.

Resaltemos la realización  entre 1976-78 del maravilloso palio, tanto en diseño como en confección,  bordado en oro fino sobre terciopelo de Lyon verde.

 

 

 

 

 

 

En 1995 estrenó la Virgen una peana en plata de ley realizada en los Talleres de los Hermanos Delgado de Sevilla. La peana tiene una altura de 55cm. y su forma es de las llamadas "de bombo". Se han empleado en su construcción 18 kilos de plata de ley y entre los motivos decorativos figuran los siguientes: En el centro una cartela con la María, símbolo de la Santísima Virgen; en las esquinas lleva dos medallones con la Rosa Mística y el Espejo de Justicia; en las cartelas laterales van inscritas las dos primeras estrofas del Stabat Mater.

 

 

 

 

De los mismos orfebres son el juego de potencias de oro de ley que el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz estrenó en el Besapiés del año 2000 y unos nuevos respiraderos en plata de ley para el paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Piedad en la Semana Santa de 2003.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta aquí este brevísimo resumen de los principales hitos y acontecimientos, tanto organizativos como patrimoniales, que a lo largo de cinco siglos de historia han tenido lugar relacionados con la Estación de Penitencia que a las 7 de la mañana de cada Viernes Santo hace esta Fervorosa, Ilustre, Seráfica y Antigua Hermandad de nazarenos de la Santa Vera+Cruz.

Romualdo de Gelo Fraile

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